martes, 4 de marzo de 2008
Parábola de la viña
“Tenía una viña en una ladera fértil. La había preparado, y plantado vides escogidas para que diera uvas, y dio uvas silvestres… que se puede hacer, si no dio el fruto que esperaba que diese??? Le quitare su vallado, será consumida, aportillare su cerca, y será hollada… quedará desierta, y crecerán cardos y espinos a su alrededor y no lloverá sobre ella.
La viña es el pueblo escogido por Dios, y los hombres el fruto. Esperaba juicio, y se hizo vileza… esperaba justicia, y encuentro clamor. ”
Fuerte y “al hueso” es la palabra de Dios… adapté un poco lo que dice Isaías 5:1-7 para que sea de fácil lectura. Dios nos hizo como una viña, al igual que esta, somos los encargados de dar el fruto agradable a quien la planto. El desea sacar de su viña unos racimos ricos y grandes como fruto, después de todo le dio todos los cuidados para que así fuera, pero en vez de eso, encontró racimos de uvas con sabor exactamente igual que las frutas a las que no le presta cuidado, en otras palabras, que las uvas silvestres… cosas que le desagradó encontrar.
El no quería esto cuando nos creo, El nos hizo para El, para adorarle a Él, y como dijo Dios mismo, YO SOY SANTO, espera eso de nosotros.
El fruto que El espera, lo menciono Pablo en Gálatas 5:22: Amor, Gozo, Paz, Paciencia, Benignidad, Bondad, Fe, Mansedumbre, Templanza.
Por otra parte, Jesús mismo se comparo a la vid, mientras nosotros somos los pámpanos, diciendo “el que está en mi, lleva fruto, PORQUE SEPARADOS DE MI, NADA PODEIS HACER” (Juan 15:5).
Así que hermano mío, juégatela con Jesús, junto a Él daremos fruto agradable a Dios, sin Él, no somos nada… creamos en sus palabras, porque no las dijo al aire, sino a nosotros, para que las comprendamos y principalmente para que las practiquemos.
Saludos
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